HE VENIDO A PRENDER FUEGO EN EL MUNDO

HE VENIDO A PRENDER FUEGO EN EL MUNDO

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Una neutralidad que no toma partido por el Proyecto de Dios nos hace cómplices de la injusticia.


Es frecuente escuchar entre nosotros: «no te tomes la vida tan en serio». Hace años fue muy aplaudido el dicho de Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura: «soy cristiano, pero con moderación». Ante Jesús no caben moderaciones ni sincretismos. Frente a la New Age, que nos propone escoger lo mejor de cada religión para lograr la tan ansiada felicidad humana, Jesús no acepta componendas. Una neutralidad que no toma partido por el Proyecto de Dios nos hace cómplices de la injusticia. No es cristiana la inhibición ante la increencia o idolatrías del mundo que retrasan la irrupción del Reino de Dios y que nos hacen esclavos.

La neutralidad es imposible. Jesús comenzó la lucha cristiana, que no es matar sino ser bautizado con agua y Espíritu, con Vida y con Fuego. Este Bautismo nos lleva al compromiso por la paz, que está más allá de las metas conseguidas. El mundo es enemigo de Dios porque esta lucha del amor siempre encuentra oposición; muchas estructuras y logros de nuestro mundo deben ser transformadas por el fuego del amor-Caridad.

No decimos un «no total» a nuestro mundo (sociedad), sino al progreso al margen de Dios; decimos «no» al compromiso social que ignora la existencia de Dios. La lucha cristiana la presentó en sociedad el Papa Francisco el día que inició su pontificado: «Seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para custodiar, también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida»… (19-03-2013).

Jeremías experimentó el rechazo del rey Sedecías a los planes de Dios: estuvo a punto de morir en el aljibe. El que dio la vida por el Reino de Dios es Jesús: «soportó la cruz sin miedo a la ignominia» (¿y nosotros?); «todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra lucha contra el pecado»… (2ª lectura).

Hoy la Palabra nos invita a vivir «al Viento del Espíritu que se lleva siempre los nuevos miedos de la Iglesia y abrasa en ellos todo poder» (Pedro Casaldáliga).
Es real el desconocimiento-desconfianza ante los nuevos carismas que suscita el Espíritu. Sólo el diálogo y el compromiso por la Iglesia-Comunión va a hacer posible la Nueva Evangelización. Sin el Espíritu nuestra lucha será entretenimiento, no signo ni anticipo del Reino de Dios.

Jaime Aceña Cuadrado cmf

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