Yo conozco a mis ovejas

Yo conozco a mis ovejas

… y Dios secará las lágrimas de sus ojos.


Vivimos con el corazón entregado. Hay alguien o algo que nos tiene robado el corazón. Somos esclavos o libres según a qué o a quién hayamos entregado la vida. ¿Qué voces escuchamos? ¿Escuchamos la voz de Jesús el Buen Pastor?.

Jesús es Cordero y Pastor a la vez. Cordero sacrificado por nosotros, su rebaño, porque «el Cordero que está en el trono los apacentará y los guiará a fuentes de agua viva». Y el libro del Apocalipsis concreta: «no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el calor… y Dios secará las lágrimas de sus ojos». En todas las circunstancias de la vida el Cordero nos apacienta, entrega su vida para que vivamos. Encontramos la Fuente inagotable en las heridas que manan del Cordero de Dios.

Y a la vez Jesús es Pastor que nos habla, nos guía con «sus silbos amorosos»; nos conoce por el nombre porque comparte nuestro camino, nuestra historia real; nos da vida eterna y no pereceremos y nadie nos arrancará de su mano. ¿Le sigo por amor o por inercia?. Somos conscientes de la cultura de muerte que atenaza al hombre moderno: muerte de los inocentes y esclavitudes modernas (explotación de personas, hambre, paro, amenazas al ecosistema… ídolos que sustituyen al Buen Pastor).

El Papa Francisco, en la Misa Crismal del Jueves Santo, invitaba a los pastores de la Iglesia a convalidar la Unción sacramental en los caminos donde se hace, se padece y se proyecta la vida humana; les proponía ser pastores según el Corazón de Cristo, que lleguen a las periferias humanas. Dar la vida por amor como hizo Jesús es la urgencia de los que han sido ungidos por el Espíritu del Resucitado: los bautizados y los ordenados para el Ministerio sacerdotal.

Oremos por el Papa Francisco y por nuestros pastores; que sean pobres, humildes, misericordiosos, pacíficos y limpios de corazón…que sólo tengan como modelo a Jesús.

Jaime Aceña Cuadrado cmf.